las disfunciones sexuales se caracterizan por un deterioro significativo en la capacidad de una persona para responder sexualmente o experimentar placer sexual. Esto puede referirse a una incapacidad para realizar o alcanzar un orgasmo, relaciones sexuales dolorosas, una fuerte repulsión de la actividad sexual, o un ciclo de respuesta sexual exagerado o interés sexual. Un individuo puede tener varias disfunciones sexuales al mismo tiempo.,
Biología, Psicología y función Sexual
varios factores pueden alterar el funcionamiento sexual. Condiciones médicas como esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal u otro daño a los nervios, diabetes, trastornos endocrinos (hormonales) y prostatitis pueden conducir a problemas de interés sexual o capacidad sexual. Ciertos medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), pueden tener efectos secundarios sexuales. Algunos cambios vasculares, nerviosos y hormonales relacionados con la edad también pueden afectar negativamente el funcionamiento sexual., Es importante tener en cuenta que cuando las disfunciones sexuales pueden atribuirse principalmente a uno o más de estos factores biológicos, no debe diagnosticarse como un trastorno psiquiátrico, y el tratamiento debe dirigirse al problema médico subyacente. Sin embargo, en muchos casos, las preocupaciones médicas pueden contribuir a un problema sexual, aunque no necesariamente ser la causa principal del problema. En tales casos, un diagnóstico psiquiátrico puede ser apropiado.
otros trastornos psiquiátricos pueden afectar negativamente la función sexual., Por ejemplo, el trastorno depresivo mayor puede caracterizarse por una disminución del interés en todas o casi todas las actividades habituales. El interés Sexual, por lo tanto, puede ser disminuido. En tales casos, un diagnóstico separado de una disfunción sexual no está justificado. Sin embargo, como fue el caso con las condiciones médicas, otros trastornos psiquiátricos pueden contribuir a un problema sexual, aunque no necesariamente ser la causa principal del problema. En tales casos, un diagnóstico de una disfunción sexual puede ser apropiado.,
varios problemas psicológicos, incluso en ausencia de un trastorno psiquiátrico diagnosticable, pueden contribuir a la disfunción sexual. La imagen corporal negativa puede conducir a sentimientos de ansiedad en torno a la sexualidad, inhibiendo el deseo o la capacidad. La ansiedad de rendimiento puede conducir de manera similar a problemas de la función sexual. Los factores estresantes, como el trabajo o las preocupaciones familiares, pueden preocupar al individuo, afectando el interés sexual o el rendimiento. Una historia de trauma sexual u otros eventos históricos negativos pueden crear asociaciones negativas con la sexualidad, socavando así la función., En tales casos, un diagnóstico de una disfunción sexual generalmente se justifica.
Los Factores de relación también pueden contribuir a problemas de funcionamiento sexual. A un nivel puramente físico, a menudo las preocupaciones sexuales de un individuo no provienen de un problema dentro del individuo, sino de la falta de estimulación sexual adecuada de su pareja. A nivel interpersonal, algunas parejas sufren de mala comunicación sexual, tienen poca comprensión de la sexualidad, tienen diferentes deseos o preferencias por la actividad sexual, o se sienten negativamente entre sí., Todos estos factores tienen el potencial de afectar negativamente la excitación sexual o el rendimiento. Tales casos no deben ser diagnosticados como un trastorno psiquiátrico. Una vez más, sin embargo, los problemas de relación pueden contribuir a un problema sexual, aunque no necesariamente ser la causa principal del problema. En tales casos, un diagnóstico de una disfunción sexual puede ser apropiado.
la etiología de una disfunción sexual es con frecuencia poco clara, y se necesita un juicio clínico. A menudo, es necesario explorar múltiples explicaciones posibles, utilizando procedimientos de examen médico y psiquiátrico.