Robert Kaplan, autor de The Nothing That Is: a Natural History of Zero y ex profesor de matemáticas en la Universidad de Harvard, proporciona esta respuesta:
la primera evidencia que tenemos de cero es de la cultura sumeria en Mesopotamia, hace unos 5.000 años., Allí, se insertó una doble cuña inclinada entre los símbolos cuneiformes para los números, escritos posicionalmente, para indicar la ausencia de un número en un lugar (como escribiríamos 102, El ‘0’ indicando que no hay dígito en la columna de decenas).
escribir números
el símbolo cambió con el tiempo a medida que la notación posicional (para la cual zero era crucial), se abrió camino hacia el Imperio babilónico y de allí a la India, a través de los griegos (en cuya propia cultura zero hizo una aparición tardía y solo ocasional; los romanos no tenían rastro de ella en absoluto). Los comerciantes árabes trajeron el cero que encontraron en la India al oeste. Después de muchas aventuras y mucha oposición, el símbolo que usamos fue aceptado y el concepto floreció, ya que zero adquirió mucho más que un significado posicional. Desde entonces, ha desempeñado un papel fundamental en la Matemática del mundo.,
El Cero matemático y la noción filosófica de la nada están relacionados pero no son lo mismo. La nada juega un papel central muy temprano en el pensamiento indio (allí llamado sunya), y encontramos especulación en prácticamente todos los mitos cosmogónicos sobre lo que debe haber precedido a la creación del mundo. Así en el Libro de Génesis (1:2) de la Biblia: «y la tierra estaba desordenada y vacía.»
pero nuestra incapacidad para concebir tal vacío está bien capturada en el libro de Job, que no puede responder cuando Dios le pregunta (Job 38:4): «¿Dónde estabas tú cuando puse los cimientos de la tierra?, Declarad, si tenéis entendimiento.»Las teorías físicas de nuestra era sobre el big bang no pueden llegar a un principio final de la nada although aunque en matemáticas podemos generar todos los números del conjunto vacío. La nada como el estado del que solo podemos hacer libremente nuestra propia naturaleza se encuentra en el corazón del existencialismo, que floreció a mediados del siglo 20.
respuesta publicada originalmente en febrero. 28, 2000.